LA HISTORIA DE TUPAC AMARU EL CABALLO DEL "MEJICANO" GACHA
“Dinero y pistola/ también buenos gallos/ tequila y mariachis/ y un lindo caballo/ ese era el gusto de Rodríguez Gacha/ montar su caballo/ y pasearlo en mil plazas/ Tupac Amarú, Tupac Amarú/ qué lindo caballo/ es Tupac Amarú”. (Letra del corrido ‘Tupamarú’)
El Caballo de cuatro millones de dólares.
El caballo vivía en una pesebrera de 25 metros cuadrados que tenía dos tipos de piso -aserrín y tapete de caucho- para que permaneciera sobre una superficie mullida que no lo maltratara. La alimentación era ideal: le daba pasto de corte y concentrado. Rodríguez Gacha le proporcionaba al animal una constante y variada vida sexual, Tupac disfrutaba 15 o 20 ratos de placer por mes.
El señor Rodríguez Gacha Si bien no le mandó a construir un palacio, con numerosos jardines y con 18 sirvientes a su disposición, ni lo nombró concejal de Pacho, si le partía una torta y le hacía suntuosas fiestas cada 5 de junio, fecha en que nació el equino. A mediados de los años ochenta rechazó una oferta de cuatro millones de dólares que le hizo un pool de empresarios que buscaba quedarse con Tupac. Lo de Gonzalo Rodríguez con su caballo no era obsesión, era amor puro, un amor que era absolutamente correspondido: cada vez que sonaban los corridos y las rancheras que tanto disfrutaba el mexicano hacían que el animal mostrara feliz su mejor paso. Desde su balcón y con los ojos encharcados en lágrimas, el brutal narco aplaudía a su animal.
Los expertos afirman que Tupac marcó un antes y un después en la historia de la equitación nacional al haber sido el único caballo que en la prueba de rienda llamada el ocho- por el recorrido que tienen que hacer- podía realizar las cerradas curvas con igual facilidad para adelante y para atrás. Todas estas cualidades fueron recompensadas al ser declarado Fuera de Concurso en la Exposición de Bucaramanga de 1985.
Cuatro años sobrevivió Tupac Amarú a su dueño. Un cólico lo mató súbitamente aunque algunos afirman que murió de pena moral; le dolía mucho no escuchar la voz de su dueño, las rancheras que le cantaba, el olor a sangre y pólvora que destilaba por sus poros. Gacha había dejado instrucciones muy claras: el caballo debería ser disecado y puesto en una urna de cristal. La urna se depositaría después en la pesebrera donde habitó sus días más felices. Alcanzaron a traer a un taxidermista del exterior, el tipo iba a cobrar 15 millones de pesos pero a la Patrona, como se le conocía a Doña Gladys en la Chihuahua, le pareció un precio muy alto. Ordenó enterrarlo por completo en una fosa común cualquiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario